A Warner no le gustan los superhéroes
Anoche ví «Aquaman», y antes de ponerme a escribir sobre ella preferí dejarla incubar.
Cuando uno se da una comilona, y come con rapidez porque no dejan de sacarle platos, la cantidad puede producir una sensación de satisfacción engañosa.
Así que hoy, tras dormitar la película y revisar los posos que ha dejado, me doy cuenta de que no ha dejado prácticamente nada. Nada. Y aún así…
«Aquaman» me ha parecido la mejor película del universo superheróico de DC desde que empezaron con «Man of Steel» hace años ya. Ni «Justice League», ni «Escuadrón Suicida», ni siquiera una sobrevalorada «Wonder Woman» me parecen películas dignas de un segundo visionado. «Aquaman» juega en la misma liga, pero al menos no es pretenciosa ni juega la baza de tener una protagonista femenina para ganarse el favor del público. (En serio, «Wonder Woman» no pasaba de ser una película correcta, y a James Cameron le dieron cera por decirlo).
A Warner parecen no gustarle los superhéroes, o por lo menos al cerebro que toma las decisiones sobre las películas superheroícas no parece importarle el género. Allí donde Marvel está creando películas para sobrevivir al paso del tiempo, y que dentro de unos años unas cuantas seguirán mereciendo revisitarse, Warner está creando un Universo DC que, pasado el fuego de artificio de la campaña publicitaria, cuanto más lejos mejor. Películas chicle de usar y tirar. Personajes cliché intercambiables que sólo sirven a una trama, no son el motor de ella, y te importan un carajo. El Flash de la Liga de la Justicia era un petardo, sobre todo comparado con el de la serie de televisión, admitidlo de una vez… Oh, espera, no puedes opinar porque no te acuerdas de él.
Las decisiones de casting superheróicos en Warner son una castaña, mas allá de Henry Carvill. ¡Hasta Ben Affleck ha sido Batman! El exmarido de Jennifer López, por dios.
Como muestra un botón: según luce Aquaman en los cómics, el actor que hace de villano, Patrick Wilson, hubiera tenido un aspecto más apropiado para el personaje. Rubio, facciones agradables, buen actor… y Jason Momoa hubiera sido un malote, un villano de turno.
Pero los tiempos modernos demandan otra cosa. O eso debe pensar alguien en Warner. Así que ahí tenemos a Jason Momoa, simpático pero poco más, llevando el peso de una película que han definido como el «Blockbuster definitivo«, el estreno gordo de temporada que parece incluírlo todo. Está Avatar, Tron, El señor de los Anillos, Indiana Jones… Madre mía, hay de todo, y te lo van metiendo por el gaznate sin darte un respiro.
Por haber, hay hasta unos momentos de comedia romántica que dan verdadera vergüenza ajena, momentos entre dos personajes tan moñas y cutres que hasta Ernst Lubitsch ya huía de ellos cuando hacía películas hace casi cien años. Cien años. Y seguimos volviendo al «me tropiezo-casi me caigo- él me coge«. ¿En serio? Qué dice eso sobre la opinión que el director o el guionista o quien sea tiene sobre el espectador? Me dio la sensación de que lo que dice es: «Tienes diez años, físicos o mentales«. Hasta esa basura infecta que es «Venom» maneja mejor la relación entre los protagonistas.
Momentos que ofenden por ridículos pero que se olvidan fácilmente, porque enseguida la cosa se pone en marcha de nuevo, y hay explosiones, y tollinas bien repartidas, y todo muy bien rodado, oiga. Hay una escena en Italia que da gusto lo bien rodada que está, con persecuciones que se entienden y unos movimientos de cámara que molan. Aunque el mejor momento, el único poso que se me ha quedado, es el descenso a «la fosa». Ahí , con apenas música, y un sonido aterrador, el director saca músculo y nos da una escena memorable e inesperada para ser una película de superhéroes. Eso sí que me pareció oscuro de verdad. Y un indicio de que Aquaman tenía potencialmente dentro de sí otra película mejor que no ha podido ser. El océano da para contar historias oscuras y lovecraftianas, si te pones (incluso hay un guiño a H. P. Lovecraft ). Esperemos que en la ya anunciada secuela lo exploren un poco más.
El siguiente paso de Warner es hacer una película de superhéroes que apetezca volver a ver. Esperemos que con el fichaje de James Gunn, que tan bien lo hizo con sus «Guardianes de la Galaxia», la cosa mejore.
¿De qué iba Aquaman? Pues ya ni me acuerdo, la verdad. Habia muchos peces.